Los lunares son una característica común en las personas, aunque algunos presentan más y otros menos por diferentes razones.
Hay ciertos cuidados que debes tener si ves un cambio anormal en los que tienes.
Acá te contamos lo que tienes que saber de estas pequeñas marcas en la piel.
¿Qué es un nevus melanocítico?
Los nevus melanocíticos, comúnmente conocidos como lunares, son una lesión cutánea benigna muy frecuente.
Se producen por la acumulación de melanocitos, las células responsables de producir melanina, pigmento que da color a la piel.
Pueden ser planos como ligeramente elevados.
También son de colores variados: van desde el rosa, marrón claro, marrón oscuro y otros prácticamente negros.
Causas: ¿por qué aparecen los lunares?
Los factores que influyen en su aparición son principalmente genéticos y ambientales, pues el grado de exposición a la luz solar y sus rayos UV es uno de sus detonantes a lo largo del tiempo.
Además, las personas de piel más clara tienen mayor tendencia a su aparición.
¿Cuántos lunares tiene en promedio una persona en su vida?
El número de lunares varía por genética y ambiente (20-50 de media).
La mayoría aparecen en la infancia/adolescencia, alcanzando un máximo en la adultez temprana, pudiendo luego desaparecer o cambiar.
Tipos de lunares o nevus melanocíticos
Los nevus melanocíticos se clasifican según su aparición, pueden estar presentes desde el nacimiento o surgir a lo largo de la vida.
Factores de riesgo y señales de alarma
Si bien la gran mayoría de los nevus melanocíticos son benignos, hay algunos factores que se considera que aumentan el riesgo de alteraciones y aparición de melanoma:
- Exposición excesiva a la radiación UV, tanto solar como en soláriums.
- La exposición intermitente e intensa tiene mayor impacto que la exposición crónica moderada (solariums, vacaciones al sol, por ejemplo)
- Antecedentes familiares de melanoma o nevus atípicos.
- Piel clara, ojos claros y tendencia a quemarse con el sol.
- Tener más de 50 lunares o varios de gran tamaño.
- Haber sufrido quemaduras solares en la infancia o adolescencia.
Diferencias entre un lunar común y uno que requiere revisión
Un lunar común es redondo/ovalado, con bordes definidos, color uniforme, menos de 6mm y sin cambios.
Los nevus atípicos, aunque usualmente benignos, deben ser revisados por un dermatólogo.
Existe lo que se conoce como regla de ABCDE que es de ayuda para identificar signos de alerta en un lunar:
A – Asimetría: una mitad no coincide con la otra.
B – Bordes: irregulares o poco definidos.
C – Color: mezcla de varios tonos (marrón, negro, rojizo o rosado).
D – Diámetro: mayor de 6 mm.
E – Evolución: cambios en tamaño, color, forma o aparición de síntomas como picazón o sangrado.
Si detectas una señal de alerta, acude a un dermatólogo para que evalúe el lunar, evitando complicaciones y cuidando la salud de tu piel.
Tratamiento y cuidados dermatológicos
La mayoría de los lunares no requieren tratamiento, solo observación médica periódica.
Sin embargo, algunos pueden necesitar control más cercano o extirpación preventiva, especialmente si son atípicos o muestran cambios sospechosos.
Observación médica y seguimiento periódico
Se recomienda un autoexamen mensual de la piel y una evaluación profesional anual o más frecuente si hay factores de riesgo.
El especialista puede usar dermatoscopía digital para analizar y registrar la evolución de los lunares.
Opciones de extirpación o tratamientos estéticos
Los lunares que generan preocupación médica o estética se pueden extirpar.
Usualmente mediante una escisión quirúrgica (con bisturí) o una electrocirugía y láser, en casos que lo requieran.
Estos procedimientos son ambulatorios, rápidos, seguros y con anestesia local, siempre bajo indicación y supervisión de un dermatólogo, evitando cicatrices o diagnósticos incompletos.
Prevención y cuidado de la piel
Para cuidar tus lunares y tu piel, puedes seguir estos consejos:
- Usa protector solar de amplio espectro (FPS 50 o más) todos los días y volver a aplicar idealmente cada 2 a 3 horas.
- Evitar la exposición solar entre las 11:00 y las 16:00 horas.
- Si te expones al sol: Usa sombreros, lentes y ropa protectora.
- Evitar soláriums.
- Consultar al dermatólogo ante cualquier cambio sospechoso.