El síndrome de burnout es una problemática creciente. Según un estudio de 2025 acerca del tema en Laborum, el 89% de las personas trabajadoras consultadas manifestó experimentar síntomas asociados a este síndrome laboral en Chile.
Reflejando una realidad con altos niveles de desgaste emocional y estrés en el contexto laboral.
En este artículo revisaremos en qué consiste y cómo puedes reconocer sus señales, medidas pueden ayudarte a prevenirlo o buscar apoyo si ya estás viviendo sus síntomas.
¿Qué es el síndrome de burnout?
El síndrome de burnout es el estado de agotamiento profundo relacionado con el trabajo, surge cuando las exigencias diarias superan de forma sostenida, tanto la capacidad física como la emocional de una persona.
No es simplemente “estar cansado/da”, es una respuesta al estrés laboral crónico que afecta la energía, la motivación y la manera en la que nos relacionamos con nuestro entorno.
El impacto negativo de este trastorno en la productividad y la alta rotación laboral, subraya la importancia de abordar este desafío de forma integral y comprometida en los entornos laborales.
Reconocimiento en CIE-11 de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Cabe mencionar que la OMS reconoce al Síndrome de Burnout dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) como un fenómeno asociado de forma exclusiva al ámbito laboral, lo que se define en 3 dimensiones:
- Agotamiento emocional
- Desconexión o actitud negativa hacia el trabajo.
- Disminución del rendimiento profesional.
Aunque no se clasifica como una enfermedad ni como un trastorno mental, sí se reconoce como un fenómeno ocupacional que puede llevar a buscar atención en salud, especialmente porque suele asociarse a problemas emocionales y físicos cuando no se aborda a tiempo.
¿En qué se diferencia el estrés laboral común del Burnout?
A primera impresión pueden ser muy similares, pero entre el estrés laboral común y el Burnout hay diferencias importantes:
| Factor | Estrés laboral Común | Burnout |
| Duración | Aparece en momentos acotados. | Se presenta por semanas o meses. |
| Sensaciones | Puede haber tensión, pero en general hay energía. | Cansancio considerable que genera desconexión. |
| Solución | Pasa con el descanso o con una pausa real | Se prolonga y necesita de cambios en el entorno y de apoyo profesional. |
Causas, factores de riesgo psicosociales y desarrollo del Burnout
Este agotamiento laboral profundo puede aparecer cuando las exigencias del trabajo superan de forma sostenida los recursos personales, emocionales y organizacionales de una persona.
No surge “de un día para otro”, es el resultado de un desgaste acumulado que se profundiza cuando no hay pausas ni condiciones adecuadas para recuperarse.
Sobrecarga, falta de apoyos y ambiente laboral exigente
Esta combinación de factores puede abrir la puerta al burnout:
Sobrecarga de tareas y plazos ajustados: Cuando la carga laboral es constante y no existe posibilidad real de descanso o recuperación, el riesgo de desgaste emocional aumenta considerablemente.
Falta de apoyo o reconocimiento: Equipos desorganizados, supervisión escasa o comunicación deficiente pueden hacer que la persona sienta que trabaja “sola”, incrementando la sensación de agotamiento.
Ambientes laborales muy exigentes o poco saludables: Jornadas extensas, roles poco claros, alto nivel de responsabilidad sin autonomía o culturas laborales donde el rendimiento extremo se normaliza.
Cómo identificar este agotamiento profundo
El síndrome de burnout no siempre aparece de golpe, puede irse desarrollando de forma silenciosa y progresiva.
Reconocer estas señales a tiempo es clave para buscar apoyo y evitar que aumente el desgaste.
Esto puede generar frustración, desmotivación y la idea persistente de que “nada de lo que hago es suficiente en el trabajo”.
Consecuencias en la salud y la calidad de vida y la productividad laboral
El burnout prolongado puede impactar distintas áreas de la vida.
No significa que todas las personas desarrollarán complicaciones, pero sí es importante entender cómo este desgaste puede influir en el bienestar general.
Impacto emocional, físico y desempeño laboral
- Emocional: Puede aumentar la ansiedad, la irritabilidad y la dificultad para manejar situaciones cotidianas. También se ha observado mayor riesgo de síntomas depresivos cuando el agotamiento es prolongado.
- Físico: Dolores musculares, cefaleas tensionales, problemas gastrointestinales y alteraciones del sueño son manifestaciones frecuentes asociadas al estrés sostenido. La fatiga persistente es una de las señales más reportadas.
- Desempeño laboral: La concentración disminuye, se cometen más errores y cuesta mantener la motivación. Esto puede generar un círculo vicioso: menor rendimiento, más presión y, con ello, mayor desgaste.
¿Cuándo consultar a un Psicólogo o Psiquiatra?
Recuerda que buscar ayuda profesional no significa bajo ningún caso que “fallaste” o que es “una muestra de debilidad”, al contrario, es una señal de autocuidado personal.
Te recomendamos buscar ayuda cuando la sensación de agotamiento, desmotivación o estrés interfieran en tu vida diaria, si notas que:
- El cansancio no mejora aunque te des espacios de descanso.
- Te cuesta levantarte para empezar la jornada
- La irritabilidad y la sensación de estar “al límite” se vuelven frecuentes.
- Si aparecen síntomas de ansiedad, dificultades para dormir, o si el trabajo empieza a generar malestar físico o emocional que antes no existía.
Si estas señales son constantes, un profesional de la salud mental puede orientarte, ayudarte a identificar las causas, ofrecer herramientas para el manejo del estrés y sugerir cambios laborales o estrategias de recuperación, principalmente mediante una terapia cognitivo-conductual.
Prevención del síndrome de burnout
La mejor forma de evitar el burnout es equilibrar las demandas del día a día con hábitos que ayuden a recuperar energía y un entorno laboral que no normalice el desgaste. Estos pequeños cambios pueden marcar la diferencia:
- Cuida tus hábitos personales: Duerme lo suficiente, haz pausas durante la jornada, muévete regularmente y desconéctate del trabajo fuera del horario laboral.
- Organiza tu carga laboral: Clarifica tareas, prioriza lo esencial y distribuye responsabilidades, así evitarás la sensación de desborde.
- Pide y ofrece retroalimentación: Conversa sobre expectativas, límites y dificultades con tu equipo o jefatura, ajustando procesos y evitando malentendidos que suman presión.
- Fortalece tus apoyos: Compartir lo que vives con personas de confianza, dentro o fuera del trabajo, disminuye la sensación de aislamiento y permite pedir ayuda a tiempo.
La prevención no se trata de asumir más responsabilidades, sino de crear condiciones, personales y laborales, que permitan sostener el bienestar en el largo plazo.
Francisca Rojas, Psicóloga Líder de Salud y Bienestar de RedSalud nos cuenta en breve acerca de este tema:
