Los niños y el cuidado de los dientes: guía para padres primerizos

Al contrario de lo que se suele pensar, la higiene bucal debe iniciarse en los bebés desde el nacimiento.

En un inicio, después de la lactancia, se debe realizar una limpieza con una gasa humedecida con agua, pasando cuidadosamente por las encías y la lengua. Cuando los niños van creciendo y aparecen los primeros dientes de leche, se pueden utilizar cepillos con cerdas suaves o dedales de silicona, fabricados especialmente para esta etapa. 

Luego, en la primera infancia -niños menores de 5 años-, el cepillado dental debe ser realizado por los padres, ya que a esa edad aún tienen las habilidades motoras para realizarlo por sí solos de manera correcta. Cuando pasa esa edad, se recomienda dar mayor autonomía, pero siempre supervisados por un adulto responsable. 
 

La técnica adecuada de cepillado se define de acuerdo con la edad, la motricidad y la motivación del niño, entre otros factores. Sin embargo, siempre es muy importante asegurarse de “barrer” todas las superficies y zonas de los dientes -tanto las que se ven como las que no- de manera ordenada, sin olvidar ninguna zona y terminar cepillando la lengua, porque ahí hay una gran cantidad de bacterias. Un buen cepillado debiera durar al menos dos a tres minutos.

Para mantener los dientes y las encías sanas es importante cepillarse al menos dos veces al día. Lo ideal es hacerlo por la mañana y después de la última comida del día. 

Con esta frecuencia se evita la acumulación de placa bacteriana, la que puede causar enfermedades como la caries, gingivitis o halitosis. 

La pasta dental está indicada desde la erupción del primer diente de leche, pero es importante que sea el dentista quien determine la cantidad exacta a usar en cada caso. Sin embargo, en términos generales, al inicio, y hasta aproximadamente los 2 años, debe ser similar a medio grano de arroz crudo. Después de los 2 años, y hasta que el niño controle el reflejo de deglución, la cantidad de pasta debe corresponder al tamaño de una lenteja. 

Por lo general se realiza cuando aparece el primer diente de leche, que puede ser entre los 4 meses y los 12 meses de vida, aunque en la mayoría de los casos sucede entre los 6 y 8 meses. 

Sin embargo, en la etapa previa, cuando aún no han erupcionado los dientes, hay muchos padres que consultan porque tienen dudas respecto de los cuidados de la boca de su bebé. En estos casos podemos ayudarlos entregándoles información adecuada sobre cómo conseguir una buena salud oral, resolver dudas sobre la higiene y cepillado, hablar de los hábitos que podrían ser perjudiciales para el correcto desarrollo de la cavidad oral, revisar el crecimiento y la relación del maxilar y de la mandíbula y explicar cómo debiera ser una correcta erupción dentaria, entre otras cosas.

Lo más importante es que la visita al dentista sea una buena experiencia desde el inicio, ajustándose a las necesidades de los niños y los padres.

• Busca un profesional especialista en niños: odontopediatra.
• Cuéntale a tu hijo, en forma simple y sin mucho detalle, que irá a una revisión dental.
• Muéstrale videos o imágenes para que se familiarice con el instrumental o mobiliario que verá. 
• Permítele que lleve algún juguete favorito.
• Evita comentar experiencias negativas propias. 
• No intimides ni “amenaces” con la visita al dentista. 
• No le digas frases como “no pasará, no te dolerá o no te harán nada”.
• Acompáñalo en todo momento.
• Permite que la primera sesión sea solo exploratoria, sin presionar para realizar algún procedimiento inmediato. 
• Para que sea una buena experiencia en general, resalta las cosas positivas y lo bien que lo hizo.

• Evaluación de los factores de riesgo que pueden influir positiva o negativamente en el desarrollo de caries o anomalías dentomaxilares.
• Asesoramiento de dieta y hábitos alimenticios.
• Educación sobre técnicas de higiene oral.
• Orientación y entrega de nociones sobre hábitos (chupete, mamadera, etc.) y prevención del trauma dental.
• Se establece la periodicidad de los controles para cada niño, según su riesgo y necesidad propia.
• Si ya hay lesiones de caries, se planifica su tratamiento y, en caso de detectarse otras alteraciones, realizar las derivaciones e interconsultas necesarias. 

El proceso de erupción de los dientes de leche en la mayoría de los bebés generalmente comienza entre los 6 y 8 meses de edad. Algunos niños no mostrarán ningún diente hasta mucho después de los 8 meses y otros pueden comenzar un poco antes, todo esto se considera normal.

Este proceso no produce dolor de encías, pero sí ardor y picazón, por lo que es común que esa molestia se manifieste en llanto o irritabilidad. Sin embargo, los signos más comunes de la salida de los dientes son la salivación excesiva y las ganas de morder todo y llevar continuamente las manos a la boca, ejerciendo presión sobre las encías.

En estos casos, las encías se verán enrojecidas e inflamadas y se puede notar un pequeño punto blanco y duro en la parte superior. Los mordedores refrigerados, los masajes con dedales de silicona o pasar una gasa humedecida puede aliviar los síntomas, los que desaparecerán cuando termine el proceso de erupción.

El uso normal del chupete durante los primeros años de vida, en general, no causa problemas dentales a largo plazo. Sin embargo, su uso prolongado -más allá de los 3 años de edad- puede hacer que los dientes pierdan la alineación e interferir en el correcto desarrollo de los huesos maxilares.