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El registro de altas temperaturas coinciden con el aumento de la presencia de las arañas de rincón (Loxosceles laeta), una especie de arácnidos que se caracterizan por habitar lugares oscuros tales como el interior de un closet, cara inferior de los muebles o cuadros , así como entremedio de la ropa y zapatos.
Este arácnido corresponde a la araña más peligrosa entre las que habitan en Chile y, a diferencia de otros insectos, su mordedura (erradamente conocida como picadura de araña de rincón) puede incluso provocar la muerte.
“Por lo general, la mordedura de araña de rincón se identifica con dos puntitos en la zona afectada, que corresponden a las mandíbulas de la araña (...) No obstante, si este síntoma no se evidencia, pero hay sospecha de que la lesión la produjo una araña, es mejor consultar de inmediato en un servicio de urgencia. No hay que subestimar una picadura”, explica el doctor Paulo Granata, médico coordinador de Servicios de Urgencia RedSalud.
En este sentido cabe enfatizar que frente a la duda de una lesión cutánea, la recomendación es ir a un Servicio de Urgencia; en el caso de las mordeduras de araña es importante evaluar su evolución. “Por eso, aunque una lesión inicial no parezca muy agresiva, la constancia en un registro clínico permite prevenir complicaciones”, agrega el especialista.
Ante la amenaza que suponen las arañas de rincón en la época de primavera y verano, es necesario que puedas reconocerlas e identificarlas. Al respecto, estas se caracterizan por su cuerpo en forma de violín, su color café pardo y su gran velocidad.
Lo último es una de sus principales características, pues permiten diferenciarla de la araña tigre, la cual es lenta.
El doctor Granata explica que el veneno de la araña de rincón puede actuar a nivel cutáneo e interno.
Es importante señalar que si existe tratamiento para este tipo de mordeduras, pero gran parte de su efectividad depende de la rapidez del paciente en acudir a urgencias para ser atendido.
Al respecto, y en el caso de las lesiones cutáneas, se pueden administrar antihistamínicos, corticoides, tópicos locales y, eventualmente, antibióticos.
Para casos más graves, el paciente es hospitalizado para observar su evolución y objetivar el nivel de daño provocado por el veneno. Generalmente, “se analiza la orina porque el veneno genera la producción de hemoglobina en la orina”, agrega el especialista.
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