
Todo sobre la amigdalitis: tipos, síntomas y cuidados
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La amigdalitis es una inflamación de las amígdalas que afecta con frecuencia a niños y adultos. Aunque puede presentarse en cualquier momento del año, es más común durante el invierno, por lo que conocer sus síntomas y tipos es clave para un diagnóstico y tratamiento oportuno.
¿Qué es la Amigdalitis?
La amigdalitis es una inflamación de las amígdalas, ubicadas a ambos lados de la parte posterior de la garganta. Estas ayudan a proteger el cuerpo de infecciones. Esta inflamación puede ser causada por virus o bacterias, lo que da lugar a diferentes tipos de amigdalitis.
En estos casos las amígdalas se ponen rojas, se hinchan y pueden generar molestias. En muchos casos, la amigdalitis está relacionada con infecciones respiratorias, y su tratamiento depende de la causa que la origina.
Tipos de Amigdalitis según su causa
Existen diferentes tipos de amigdalitis, existen dos tipos clasificados principalmente por la causa que las origina. Estos determinarán el tratamiento y la gravedad de la condición.
Amigdalitis viral
La amigdalitis viral es la forma más usual de esta enfermedad. Representa la mayoría de los casos y suele estar relacionada con un virus como el rinovirus o el virus de la gripe.
Este tipo de amigdalitis es más leve en comparación con la bacteriana. Los síntomas suelen ser moderados y muchas veces se presentan junto a un resfriado común u otra infección viral.
Amigdalitis bacteriana
La amigdalitis bacteriana es causada por infecciones bacterianas, siendo la más frecuente la bacteria estreptocócica del grupo A. A este tipo también se le conoce como amigdalitis estreptocócica.
Aunque suele afectar principalmente a las amígdalas, también puede presentarse en personas que ya no las tienen, afectando la garganta directamente.
Este tipo de amigdalitis provoca síntomas más intensos que la viral, como puntos rojos en el paladar, especialmente en la parte posterior de la garganta. Los ganglios linfáticos en el cuello suelen estar inflamados y sensibles (las amígdalas son un tipo de ganglio linfático). Habitualmente hay fiebre asociada y decaimiento, el que es más intenso en los cuadros bacterianos.
Tipos de Amigdalitis según su duración
La amigdalitis también puede clasificarse según cuánto tiempo duran los síntomas. Dependiendo del caso, puede tratarse de un episodio puntual o una afección que se repite o se mantiene en el tiempo.
Amigdalitis aguda
La amigdalitis aguda es una inflamación repentina de las amígdalas. Este tipo de amigdalitis aparece de forma rápida y suele durar solo unos días. El tratamiento dependerá de si se trata de una infección viral o bacteriana.
Amigdalitis crónica o recurrente
La amigdalitis recurrente ocurre cuando una persona presenta varios episodios de amigdalitis en un mismo año. Aunque es más común en niños, también puede afectar a adultos.
La amigdalitis crónica o amigdalectomía ocurre cuando hay episodios frecuentes o persistentes de inflamación en las amígdalas. Los criterios para la determinación deben ser 7 episodios en 1 año, 5 episodios en 2 años seguidos o 3 episodios en 3 años seguidos.
Cuando esto ocurre se podría considerar la cirugía de amígdalas. Es usual que se presenten dolor de garganta crónico, halitosis y ganglios cervicales inflamados.
¿Cómo saber si tienes amigdalitis?
Si el cuadro está acompañado de síntomas respiratorios como congestión nasal, moco y/o tos, se trata de una amigdalitis viral.
Cuando existen características virales, pero se encuentra exudado (secreción) en las amígdalas, se recomienda un panel viral (pruebas para detectar un virus como el adenovirus o el rinovirus).
Cuando hay sospecha de infección bacteriana, idealmente se puede hacer un test rápido para estreptococo o un cultivo faríngeo, ya que hay otras infecciones que pueden dar síntomas semejantes. Ambos exámenes están disponibles en RedSalud.
¿Cómo prevenir la amigdalitis?
La amigdalitis viral y bacteriana es contagiosa, por lo que una buena higiene es clave para prevenir su aparición.
- Lavarse las manos con frecuencia.
- No compartir utensilios o botellas.
- Cubrirse al toser o estornudar
Estos hábitos simples que ayudan a evitar el contagio.
En caso de acudir a una consulta médica o convivir con personas en casa, se recomienda el uso de mascarilla para reducir el riesgo de transmisión.