La mamografía es un examen clave para detectar a tiempo el cáncer de mama, patología que constituye la principal muerte por cáncer entre las mujeres.
Este estudio permite pesquisar en etapas iniciales un tumor mamario, la mamografía también es capaz de detectar otras anomalías, como la displasia mamaria, por ejemplo.
La displasia mamaria corresponde a un cambio en los tejidos de la mama, de tipo no canceroso. Se produce por el aumento en el número de células o por la formación de células anormales en los conductos de la glándula mamaria.
Al igual que el cáncer de mama, la displasia puede presentarse con bultos irregulares, razón por la cual, muchas mujeres se asustan al palparlos. Asimismo, puede provocar otras señales como:
- Dolor e hipersensibilidad mamaria, que se acentúan antes y durante la menstruación.
- Hinchazón o incomodidad en la mama.
- Enrojecimiento de la zona.
- Engrosamiento de la piel.
- Secreción de los pezones.
Autoexamen: Palpa tu salud
El autoexamen de mama prende las primeras banderas rojas o señales de alerta. Si presentas algunos de los síntomas antes mencionados, es importante que consultes con tu ginecólogo.
El examen físico que realice tu médico ayuda a determinar si corresponden a síntomas sospechosos de alguna anomalía.
Al identificar anomalías en el tejido mamario, el especialista solicitará estudios de imagenología para confirmar si se trata de una displasia mamaria u otro problema. Según tu edad, será muy relevante realizar una mamografía.
La recomendación es que a partir de los 40 años las mujeres se realicen una mamografía anual para la detección de anomalías.