Gastroenterología Infantil: ¿Qué enfermedades afectan a los niños?

La hepatitis consiste en la inflamación del hígado debido a una infección del virus de la hepatitis, siendo el tipo A el más común en niños.

Los niños pueden contraer la enfermedad si tienen contacto con la sangre o las heces de otra persona afectada.

Los sintomas aparecen de 2 a 6 semanas de haberse infectado y estos son seudogripales o de carácter ligero como orina oscura, cansancio, heces pálidas y piel- ojos amarillos.

Normalmente las hepatitis graves o la insuficiencia hepática fulminante son poco comunes en niños saludables.

La enfermedad de hígado graso es una de las causas más frecuentes de la enfermedad hepática en niños.

Se trata de una acumulación de grasa en el hígado, que de no tratarse puede derivar en problemas hepáticos graves como fibrosis, cirrosis o cáncer de hígado.

Uno de sus tipos es la enfermedad de hígado graso simple, que es cuando el niño tiene exceso de grasa en el hígado pero no presenta inflamación ni daño celular.

El otro tipo es la esteatohepatitis, que se produce cuando el exceso de grasa se acumula en el hígado del niño y provoca inflamación y daño celular, lo cual puede provocar insuficiencia hepática.

Las diarreas agudas y crónicas se caracterizan por tener más de tres evacuaciones diarias o una frecuencia considerada superior para el paciente.

Las deposiciones pueden ser semilíquidas o líquidas, y se acompañan de dolor abdominal, movimiento intestinal, fiebre, debilidad, vómitos y/o malestar general.

La afección en niños suele ser causada por bacterias, virus, hongos o parásitos, transmitidos por el agua o alimentos contaminados.

La consulta médica será inmediata cuando el niño no quiera alimentarse, vomite o su diarrea se presente con mocos o sangre.

La alergia alimentaria en el niño se debe a una reacción adversa a un alimento luego de haberlo consumido.

La enfermedad puede afectar a diferentes sistemas, como el tracto respiratorio, la piel, el aparato digestivo, etc.

La enfermedad se considera cuando el niño después de haber comido un alimento o recibido leche materna, presenta los síntomas de las alergias alimentarias.

Los síntomas suelen ser inflamación cerca de la boca, dificultad para tragar, dolor abdominal diarrea con moco o sangre, vómitos, picazón en la piel, urticaria y/o reflujo gastroesofágico.

El reflujo gastroesofágico sucede cuando el contenido alimentario que se deposita en el estómago, regresa a través del tubo del esófago.

Al hacerlo durante un tiempo, irrita y daña el esófago generando dolor o problemas para tragar alimentos.

También puede provocar complicaciones respiratorias como bronquitis, asma o infecciones pulmonares.

Para considerar la enfermedad, el médico tiene en cuenta factores como el peso o la irritabilidad del niño.

El dolor abdominal frecuente puede ser el resultado de diversas patologías que tienen como base al eje cerebro-microbiota-intestino.

Factores como el estrés pueden ser desencadenantes, mantenedores del proceso o agravantes de la patología.

Un niño puede padecer dolor abdominal intenso sin otras causas vinculadas y de manera continuada en el tiempo.

El médico puede confirmar el diagnóstico cuando no hay signos suficientes de otros problemas como dispepsia funcional, migraña abdominal, síndrome de intestino irritable, etc.

Los niños suelen presentar problemas de constipación o estreñimiento, asociados a etapas de la vida como el ingreso a la escuela o la retirada del pañal.

Algunas de esas situaciones pueden alterar la conducta y sus rutinas, haciendo que el niño no vaya al baño si no está en su hogar.

También los niños pueden no defecar por distracción cuando permanecen en otros espacios e intentan evitar el momento.

El médico puede considerar el diagnóstico de estreñimiento a partir de un límite de tres deposiciones a la semana o la evacuación de heces duras.

La endoscopia es un estudio que se realiza para analizar el esófago estómago y duodeno, en pacientes con dificultad para deglutir, dolor abdominal, diarrea y vómitos frecuentes.

Un tubo flexible que tiene una cámara y una luz, se introduce por la boca y avanza por el tracto digestivo, proyectando imágenes en una pantalla.

Mediante las endoscopias digestivas también se pueden extraer cuerpos extraños, controlar una hemorragia o dilataciones.

La colonoscopia se realiza para analizar el intestino grueso en pacientes con sangrado digestivo, diarrea y dolor abdominal crónicos.

El procedimiento requiere de sedación previa y consiste en el paso de un tubo flexible con una cámara y una luz.

Se realiza con ayuno, dieta especial y medicamentos para limpiar el intestino indicados por el médico.

La prueba se utiliza para analizar la absorción de hidratos de carbono, la velocidad del tránsito intestinal y el sobrecrecimiento bacteriano.

Se realiza ingiriendo una dosis de hidrato de carbono y recolectando aire espirado del paciente en una bolsa especial.

El estudio tiene una duración de tres horas y puede realizarse en pacientes recién nacidos, sin requerir de punciones ni otros riesgos.

La biopsia hepática se realiza para analizar la posibilidad o el estado de enfermedades hepáticas crónicas, requiere sedación y hospitalización.

El examen es con sedación y consiste en una punción a través de la pared abdominal para la toma de muestra de tejido hepático.

Además requiere de evaluación ecográfica de la zona a puncionar, reposo y observación luego de la punción.

La manometría anorrectal se utiliza para analizar la función de la última porción del tubo digestivo y diagnosticar las causas de la constipación crónica. 

El estudio consiste en la introducción de sondas finas a través del recto, que permiten registrar la actividad rectal

El procedimiento no suele ser doloroso para el niño, se realiza de manera ambulatoria y no necesita ayuno.