La fibrosis pulmonar, a menudo confundida con asma o secuelas de neumonía, es una enfermedad crónica y progresiva que deteriora el tejido pulmonar y dificulta la respiración.
En RedSalud te contamos cómo identificar sus señales y consultar con un especialista.
¿Qué es la fibrosis pulmonar?
La fibrosis pulmonar es una enfermedad crónica que genera cicatrices en el tejido pulmonar, haciendo que los alvéolos se vuelvan más rígidos, dificultando el paso del oxígeno a la sangre, por lo que respirar se vuelve más difícil.
Con el tiempo, esta pérdida de flexibilidad en el tejido reduce la capacidad pulmonar, afectando actividades cotidianas como subir escaleras e incluso caminar.
Causas y factores de riesgo de esta enfermedad pulmonar
La fibrosis pulmonar puede tener múltiples causas. En algunos casos, se debe a la exposición prolongada a agentes irritantes, en otros, aparece sin una razón clara.
Exposición ambiental y enfermedades asociadas
Entre las causas más frecuentes se encuentran:
- Contacto con gases, polvo o productos químicos irritantes.
- Uso prolongado de ciertos medicamentos (como quimioterapias o antibióticos específicos).
- Enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide, síndrome de Sjögren o esclerodermia.
En estos casos, tratar la enfermedad de base o evitar los factores de riesgo que causan daño puede detener o ralentizar la progresión de la fibrosis.
Fibrosis pulmonar idiopática: cuando no hay una causa conocida
Cuando no se encuentra una causa específica, se denomina fibrosis pulmonar idiopática (FPI). Esta forma es la más común y suele presentarse en personas mayores de 50 años.
Su evolución puede ser lenta o acelerada, por lo que un diagnóstico precoz y el seguimiento médico son esenciales para mejorar la calidad de vida.
Síntomas de fibrosis pulmonar
Los primeros síntomas suelen ser discretos y fácilmente atribuibles al cansancio o envejecimiento.
Algunos de los síntomas frecuentes:
- Falta de aire al hacer esfuerzo o incluso en reposo.
- Tos seca persistente, sin flemas.
- Pérdida de peso no intencional.
- Cambios en los dedos, que se redondean en las puntas (conocidos como “dedos en palillo de tambor”).
Si estos síntomas se mantienen por semanas o meses, es importante consultar con un especialista broncopulmonar.
Diagnóstico y tipos de fibrosis pulmonar
El diagnóstico requiere una evaluación médica completa, con el fin de determinar si la fibrosis es idiopática (sin causa aparente) o secundaria (por exposición o enfermedad).
Exámenes que ayudan a confirmar el diagnóstico
Los estudios más utilizados son:
Tomografía computarizada de alta resolución (TAC): permite evaluar la arquitectura y las alteraciones del tejido pulmonar con gran detalle.
Pruebas de función pulmonar: miden la capacidad respiratoria y la eficiencia de los pulmones, siendo no solo diagnósticas, sino pronósticas. Permiten realizar seguimiento para evaluar la efectividad del tratamiento.
Exámenes de sangre: Para detectar enfermedades autoinmunes y otros factores asociados.
Biopsia pulmonar: en casos donde los resultados no son concluyentes. Es fundamental entonces cuando el diagnóstico no corresponde al más frecuente.
Con estos exámenes, el equipo médico puede identificar el tipo de fibrosis y diseñar un plan de tratamiento personalizado.
Tratamiento y supervisión médica
Aunque la fibrosis pulmonar no tiene una cura definitiva, hoy existen tratamientos que ayudan a ralentizar su avance, aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Cada persona responde de forma diferente, por eso el plan de tratamiento se adapta según el tipo de fibrosis pulmonar y las necesidades de cada paciente.
Opciones farmacológicas y terapias de apoyo
Los tratamientos habituales son:
- Medicamentos antifibróticos, que ayudan a enlentecer el daño pulmonar.
- Rehabilitación pulmonar, con ejercicios y técnicas respiratorias para mejorar la capacidad física.
La Dra. Broncopulmonar, Fernanda Corvalán de RedSalud, indica que este tratamiento:
“Es fundamental, ya que mejora la calidad de vida y mejora la tolerancia a la disnea a través de un plan de ejercicios específicos. Es uno de los pilares del tratamiento”.
- Oxigenoterapia, como apoyo paliativo.
- Vacunas respiratorias, como influenza y neumococo, COVID y VRS para prevenir infecciones que agraven la enfermedad.
Trasplante de pulmón en casos avanzados
Cuando la enfermedad avanza y los tratamientos ya no logran aliviar los síntomas, el equipo médico puede determinar el trasplante de pulmón como alternativa.
Este procedimiento ofrece una nueva oportunidad para respirar mejor y recuperar calidad de vida, aunque requiere una evaluación y atención médica integral y un seguimiento permanente para permitir el adecuado manejo y manutención del nuevo órgano.
Prevención y calidad de vida
Proteger la salud pulmonar es fundamental, sobre todo si has estado expuesto a contaminantes o tienes antecedentes familiares de enfermedades respiratorias.
Hábitos que ayudan a proteger la función pulmonar
- No fumar ni exponerse al humo.
- Evitar lugares con polvo o químicos sin protección adecuada.
- Realizar actividad física moderada, adaptada a la capacidad respiratoria.
- Cumplir con las vacunas recomendadas por el médico.
Estos hábitos no curan la fibrosis, pero sí pueden ayudar a mantener los pulmones en mejor forma y a sentirse mejor en el día a día.
Importancia del control y el diagnóstico temprano
Detectar la enfermedad a tiempo puede marcar una gran diferencia. Si llevas semanas con tos o te falta el aire al hacer cosas simples, no lo dejes pasar: es importante consultar a un especialista.
En RedSalud, contamos con atención médica especializada broncopulmonar para acompañarte en cada etapa del proceso, desde el diagnóstico hasta el tratamiento, para que puedas respirar mejor y sentirte acompañado en todo momento.
