Desde el momento en que el embarazo es confirmado, la madre comenzará a ser atendida por un equipo multidisciplinario, a cargo de llevar una programación de exámenes y controles que promuevan el desarrollo saludable de ella y del bebé.
Un examen que es exigido por el ginecólogo es el de glucosa, el cual se realiza para detectar o descartar el desarrollo de diabetes gestacional.
“La curva de tolerancia a la glucosa se debe realizar entre las 24 y 28 semanas en todas las mujeres embarazadas, y repetir a las 32 semanas en gestantes con factores de riesgo, como antecedentes familiares de diabetes, hijos con peso mayor de 4.000 gr, polihidramnios, entre otros”, explica el doctor Ángel Uribe, ginecólogo de Clínica RedSalud Elqui.
¿En qué consiste el examen de glucosa?
Para conocer en detalle los requisitos y características del examen, el ginecólogo comenta que consiste en una prueba de tolerancia a concentraciones elevadas de glucosa, para el cual se utilizan preparados que contengan 75 gr de ésta, la cual debe ser ingerida en ayuno, previo a una glicemia capilar, en un período no mayor de 10 minutos.
Es importante que la madre cuente con tiempo suficiente para obtener los resultados de este examen, ya que deberá esperar 2 horas, una vez cumplido este tiempo, se realiza una muestra sanguínea de glicemia venosa, para generar el diagnóstico. Está disponible en nuestra red de Laboratorios.
Requisitos antes y durante el examen
- Se debe realizar una dieta sana por lo menos tres días previos al examen.
- Mantener entre 8 a 10 horas de ayuno previo al examen.
- Luego de la ingesta de 75 gr de glucosa, se recomienda guardar reposo para la toma de sangre 120 minutos después.
Peligros de una diabetes gestacional no tratada
Una diabetes gestacional no diagnosticada y tratada, puede tener graves consecuencias tanto para la madre como para el bebé. A continuación, el ginecólogo de RedSalud Elqui describe los efectos:
Puede producir una alteración de las células pancreáticas que participan en la regulación de los niveles de glicemia en la madre.
- Aumento de peso materno excesivo.
- Intolerancia a los hidratos de carbono y/o una diabetes mellitus tipo 2 en la madre.
- Ganancia excesiva de peso patológica del feto, producto de la elevada glicemia materna.
- Complicaciones en la vía de parto por el peso excesivo del bebé, pudiendo generar urgencias médicas en el parto vaginal o cesárea.
- Programación genética del feto de desarrollar obesidad infantil, intolerancia a los hidratos de carbono y diabetes a edades tempranas.
