La cistoscopia es un estudio que permite diagnosticar y controlar afecciones de la vejiga y la uretra.
Cistoscopia ¿Qué detecta?
La cistoscopia es indicada por el médico en casos de trastornos en las vías urinarias, cuyos síntomas incluyen: bloqueo del flujo de orina, ardor al orinar, infecciones urinarias o sangre en la orina.
Entre las afecciones que puede detectar el estudio, se encuentran:
¿Cuánto dura un examen de cistoscopia?
La cistoscopia es un procedimiento ambulatorio simple, que tiene una duración de 5 a 15 minutos.
En algunos casos, cuando se realiza bajo sedación o anestesia general, puede demorar de 15 a 30 minutos.
¿Cómo es el procedimiento de la cistoscopia?
El procedimiento de la cistoscopia consiste en la introducción de un tubo hueco llamado cistoscopio en la uretra.
Este elemento, que tiene una lente o cámara de video, se desplaza lentamente por la uretra hasta llegar a la vejiga y así llevar a cabo el análisis correspondiente.
Consideraciones previas
Antes de realizar el estudio, el médico puede solicitar:
Cuidados necesarios después de una cistoscopia
Después de una cistoscopia se aconseja al paciente beber abundante agua para aliviar molestias que pueden aparecer, tales como la sensación de ardor.
Se recomienda beber medio litro de agua por hora, durante las primeras dos horas después del procedimiento.
Además, el paciente puede tomar un baño tibio, colocar un paño húmedo y tibio sobre la apertura de la uretra para aliviar el dolor y tomar los analgésicos indicados por el médico.
Tiempo de recuperación de una cistoscopia
Es posible que se le permita al paciente retomar la rutina diaria después del procedimiento de cistoscopia.
No obstante, si se utilizó sedación o anestesia general para hacerlo, pueden solicitarle antes del alta, que permanezca en un área de recuperación hasta superar sus efectos.
- Pólipos, crecimiento excesivo de tejido normal o masa generalmente benigna, que se extiende desde el revestimiento mucoso o divertículos.
- Anomalías congénitas o adquiridas de las vías urinarias, presentes desde el nacimiento, que pueden provocar reflujo de orina o problemas renales.
- Cálculos, cristales de calcio que provocan infecciones, inflamaciones o sangrado en vías urinarias, o bloqueo en vía urinaria.
- Crecimiento prostático benigno (o Hiperplasia prostática benigna), agrandamiento de la próstata, habitualmente en hombres mayores de 50 años, lo que impide la salida normal de la orina desde el interior de la vejiga.
- Tumor o cáncer de vejiga urinaria o de próstata.
- Estenosis u obstrucción de la uretra
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- Tomar antibióticos, sobre todo en el caso de tener dificultad para combatir infecciones.
- Vaciar la vejiga y hacer un análisis de orina, para asegurar que la vejiga se encuentra vacía y libre de infección activa