Al vacunarte contra la influenza, tu cuerpo está protegido por un año y en caso de contraer la enfermedad el cuadro será leve.
Reducir el riesgo de padecer infección respiratoria por influenza es muy importante, dado que muchas personas deben ser hospitalizadas por complicaciones de la afección.
¿Qué es la influenza?
La influenza es una enfermedad respiratoria contagiosa e infecciosa causada por el virus de la influenza, que se transmite por contacto directo o indirecto entre personas.
El contacto directo usualmente se produce mediante secreciones nasales, cuando la persona enferma tose o estornuda a menos de un metro de la persona sana.
Puede contagiar desde un día antes de tener síntomas hasta cinco días después de comenzar con la sintomatología.
El contacto indirecto ocurre cuando las personas tocan superficies contaminadas con el virus y después llevan sus manos a los ojos, la boca o la nariz.
La enfermedad que afecta las áreas de la nariz, la garganta, los bronquios y los pulmones, generalmente perdura por una semana.
Se caracteriza por fiebre alta de aparición súbita, dolor muscular, malestar general, dolor de cabeza, inflamación de la membrana de la nariz y dolor de garganta.
Algunos pacientes pueden manifestar náuseas, vómitos y diarrea, además de secreción nasal y tos intensa que perdura por semanas.
Entre las complicaciones graves a causa de la influenza se encuentra la neumonía y la insuficiencia respiratoria que puede ocasionar riesgo vital.
Si quieres saber más sobre la influenza, te recomendamos nuestro artículo Síntomas de la influenza.
¿Quiénes deben vacunarse contra la influenza?
La vacuna contra la gripe o influenza estacional está indicada para personas de cualquier edad, aunque se la recomienda principalmente a pacientes con factores de riesgo:
Pacientes con factores de riesgo
Los pacientes que corren más riesgos en su salud si contraen influenza, son:
- Adultos mayores de 65 años o más.
- Pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, asma, ACV, enfermedades cardiovasculares, renales o con el sistema inmunitario debilitado, entre otras.
- Embarazadas.
- Niños pequeños, niños menores de 5 años y principalmente, menores de 2 años.
- Personas que atienden o viven con pacientes de riesgo.
- Personal de salud.
Contraindicaciones
Los pacientes que no pueden vacunarse son aquellos que han desarrollado una reacción alérgica severa a los componentes de la vacuna (anafilaxia).
¿Por qué vacunarse contra la influenza?
Cuando una persona se vacuna contra la influenza reduce la gravedad del cuadro y la incidencia de complicaciones si se contagia de la enfermedad.
Se debe a que, una vez aplicada la vacuna, la persona desarrolla anticuerpos o defensas para enfrentar el virus de la influenza.
Los anticuerpos ayudan al sistema inmunitario a defenderse del virus de la influenza, generando cuadros de salud más leves e incluso evitando el contagio.
Se estima que la vacunación reduce el riesgo de hospitalización y cuidados intensivos, principalmente en adultos mayores y niños.
Además constituye una herramienta de prevención fundamental en pacientes con afecciones de salud crónicas, sobre todo quienes padecen enfermedades cardíacas.
De la misma forma reduce el riesgo de pacientes con enfermedades crónicas pulmonares y protege a las embarazadas y a sus bebés durante los primeros meses de vida.
Recomendaciones para después de recibir la vacuna
Después de haber recibido la vacuna contra la influenza es recomendable:
- Permanecer unos minutos en el centro de salud para que el profesional sanitario observe si aparece alguna reacción inmediata a la vacuna.
- Beber abundante agua.
- Controlar el sitio de punción.
- Colocar compresas frías si presenta dolor.
- Revisar la temperatura corporal regularmente.
- Utilizar medicación indicada por el médico para el dolor o la fiebre.
En caso de presentar efectos secundarios poco frecuentes, como sibilancia, debilidad, mareo, urticaria o reacción alérgica, es importante consultar al médico de inmediato.
Otras medidas preventivas contra la influenza
Otras medidas preventivas contra la influenza, además de la vacunación, pueden ser:
- Lavar las manos con jabón frecuentemente, durante 20 segundos.
- Utilizar soluciones antisépticas de alcohol para higienizar las manos.
- Cubrirse con el antebrazo o con pañuelos desechables al toser o estornudar.
- Limitar el contacto con una persona enferma de influenza.
- No compartir utensilios.
- Evitar las aglomeraciones o lugares con multitud de gente.
- Evitar tocarse la cara, principalmente los ojos, la nariz y la boca.
- Lavar superficies si son tocadas por otras personas.
- No fumar.
- Ventilar la casa para que circule el aire y reducir la contaminación.
- Optar por calefacción eléctrica en épocas de frío, dado que resulta más limpia.
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