Trastorno Ansioso: ¿Cómo manejarlo en niños y adolescentes?

Niños y Adolescentes

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Estos cuadros psicológicos pueden ser gatillados por situaciones de estrés o por factores del ambiente que son vistos como amenazas. La observación de los hijos y la atención en los cambios de comportamiento, son claves para determinar un diagnóstico e indicar el tratamiento adecuado.

La ansiedad es una emoción propia del ser humano, pero cuando se presenta de forma excesiva, trae consecuencias mentales y físicas. Los trastornos ansiosos conllevan reacciones en el cuerpo, tales como taquicardia, sudoración en las manos, presión elevada, mareos e incluso, dolor de cabeza.

En niños y adolescentes, en tanto, suelen expresarse con cambios en la conducta habitual, lo que mamás y papás deben considerar como señales de alerta. Niños que normalmente no tenían problemas para ir al colegio, comienzan a tener dificultad, empiezan con pataletas, se ponen más rabiosos, pueden experimentar desgano motivacional o niños a los que les gustaba jugar mucho y ya no quieren hacerlo tanto, se atemorizan al relacionarse con algunos adultos.

TRASTORNOS ANSIOSOS MÁS FRECUENTES

En niños: 

  • Trastorno ansioso por separación: ocurre cuando existe alejamiento de una persona significativa, generalmente la madre o el padre, o de alguien que el niño vea como figura protectora. Se puede manifestar en cambios de conductas notorias: por ejemplo, si el niño ya tenía adquirido el no uso de pañales y de repente, se vuelve a hacer pipí en la cama, entonces esa es una señal de alerta. Es posible que este tipo de trastorno se presente hasta los 18 años, donde la ansiedad se manifiesta con crisis de angustia, temor a espacios nuevos o hipocondría.
  • Trastorno de mutismo selectivo: es específico de la infancia y se produce cuando el niño, que en general no tiene problemas para hablar y expresarse, deja de hacerlo voluntariamente con alguna figura adulta específica de su entorno.

En adolescentes y adultos: 

  • Fobia: miedo excesivo de acercarse a un objeto o situación.
  • Trastorno de ansiedad social: temor al escrutinio, a hablar o actuar en público. Se da en escolares que empiezan la enseñanza media, que es una de las etapas de mayor exigencia y donde se produce la búsqueda de identidad, por lo que la imagen es importante y la exposición puede causar ansiedad.
  • Agorafobia: temor a estar en lugares muy transitados, como el metro, la micro o espacios donde sienten que no hay muchas posibilidades de huir.
  • Trastorno generalizado de ansiedad: el sujeto experimenta ansiedad de forma constante; no hay un gatillante específico.
  • Ansiedad inducida por droga y/o alcohol: el consumo de ciertas sustancias puede gatillar trastornos ansiosos, como crisis de pánico, síntomas de despersonalización y sensaciones de irrealidad que generan alto impacto psicológico en los adolescentes.

Diagnóstico

Los síntomas deben persistir por más de tres semanas para tratarse de un cuadro ansioso.

  • Entrevista clínica con el paciente para consultar cómo se siente, cuáles son sus síntomas, en qué momentos se presentan y hace cuánto tiempo los experimenta.
  • Entrevista clínica con los padres, donde el especialista explora en las relaciones familiares para pesquisar disfuncionalidades que pudieran potenciar ansiedad en los niños. En niños menores, también se utilizan pruebas proyectivas para indagar en las causas

Tratamiento

En la superación de este tipo de trastornos es importante la observación y el asesoramiento de especialistas, señala la psicóloga. Cuando se trata multidisciplinariamente, el trastorno ansioso se supera y puede desaparecer sin presentarse nuevamente. Lo importante es consultar a tiempo.

  • Trabajo psicoterapéutico en forma individual, y también con los padres, para saber qué está expresando el niño o adolescente a través de estos síntomas.
  • En algunos casos, si el cuadro es muy intenso y provoca un malestar que impide funcionar de manera normal en el medio, hay derivación al neurólogo o psiquiatra.
  • Tratamiento farmacológico sólo luego de una evaluación bien acabada, utilizando medicina lo menos invasiva y luego de agotar otras vías de solución.

Consejo para padres

  • Poner atención a los cambios y necesidades de sus hijos.
  • Evitar la sobreprotección y permitir que los hijos se equivoquen, resuelvan sus conflictos y enfrenten situaciones por sí solos. 
  • Promover la autonomía permite al niño desarrollar herramientas para desenvolverse en el entorno.
  • Querer evitar a toda costa el sufrimiento de los hijos es muy entendible, pero esto hace que los niños crezcan inseguros y dependientes.
  • Enseñar al niño a hacerse cargo de las consecuencias de su conducta.
  • Estar atentos ante posibles casos de bullying.
Camila Figueroa, Psicóloga
Centro Médico RedSalud Alameda