Es un hecho, la pandemia no solo ha afectado la salud física de los chilenos, sino que también ha repercutido de manera importante en las estructuras y rutinas laborales y personales. Así lo avalan las cifras: un 56% de los adultos del país asegura que su salud emocional y mental ha empeorado en los últimos años; número que ubica a Chile en el segundo lugar a nivel mundial, según un informe de la consultora Ipsos.
En este escenario, uno de los grupos que se ha visto más afectado con el confinamiento es el de las madres. Hace más de un año, en muchas partes, la oficina se trasladó al hogar y comenzó a dificultar la capacidad de armonizar los espacios y tiempos. “La carga mental y la suma de las horas dedicadas al trabajo, tanto remunerado como no remunerado, ha crecido como nunca antes para las mujeres”, sostiene Sigrid Droguett, psicóloga de Clínica RedSalud Santiago.
En tiempos de pandemia, muchas mujeres han visto afectada su salud física y emocional. Es frecuente encontrar a mujeres con cuadros de estrés, que se evidencian mediante síntomas como:
- Dificultad para concentrarse
- Desánimo
- Irritabilidad
- Angustia
- Dolor de cabeza
- Cansancio
- Insomnio
- Falta o exceso de apetito
Si alguno de estos síntomas se presenta de manera sistemática o afecta tu salud es importante consultar con un profesional que brinde orientación y guía para enfrentar la situación. El estrés prolongado en el tiempo tiene efectos neurotóxicos, dañinos para la salud.
En RedSalud contamos con psicólogos especialistas en el diagnóstico y seguimiento de estos cuadros. 
Consejos prácticos
“Durante la pandemia, es más importante que nunca mantener rutinas saludables, respetar la hora de levantarse, vestirse, desayunar, trabajar-estudiar y finalmente ir a la cama Lo cual ayuda a hacer el día a día más fácil y predecible”, comenta la psicóloga.
También ayuda:
- Dormir la cantidad adecuada de horas y mantener una alimentación saludable, en la medida de lo posible.
- Priorizar, enfocarse en lo importante, ya que perdemos mucho tiempo y energía en cosas que no son realmente importantes.
- Organizar turnos y colaboración en el hogar.
- Buscar a alguien con quien conversar sus preocupaciones.
- Ayudar a los hijos a ser más autónomos. Darle pequeñas tareas, tales como ordenar sus juguetes, hacer sus camas, ordenar su ropa.
- Hacer uso racional de pantallas.
- Dejar tiempo para el ocio, la actividad física y social, dentro de lo posible.
