¿Cuáles son los síntomas y tratamiento del trastorno neurocognitivo mayor?

En edades avanzadas las personas pueden tener un mayor riesgo de experimentar trastorno neurocognitivo mayor, es decir, diferentes demencias según su causa, forma de comportamiento y evolución.

“No existe una edad exacta de presentación, pero efectivamente es una enfermedad que se puede presentar con mayor frecuencia en personas mayores, aun cuando hay ciertas variantes que incluso pueden presentarse antes de los 60 años, con mucha menor frecuencia”, indica la doctora Adriana López, geriatra de Clínica RedSalud Vitacura.

Para retardar el desarrollo del trastorno neurocognitivo mayor, la geriatra de RedSalud recomienda tener hábitos saludables a lo largo de la vida como:

• Alimentación saludable.
• Control adecuado de las enfermedades crónicas como hipertensión arterial y diabetes.
• Estudio constante, se recomienda que las personas a lo largo de su vida siempre adquieran conocimientos, asistiendo a cursos o de manera autodidacta.  
• Realizar actividades deportivas.
• Evitar la soledad.
• Manejo integral y a tiempo de los trastornos del ánimo. 

¿Cuáles son los síntomas de un trastorno neurocognitivo?

Uno de los síntomas que pueden presentar las personas que han desarrollado un trastorno neurocognitivo mayor, son dificultades en la memoria, comúnmente conocida como de "corto plazo". A medida que avanza esta enfermedad puede ir “comprometiendo gradualmente la capacidad de realizar actividades de la vida diaria desde las más complejas a las menos complejas”, explica la geriatra.    

Además la especialista aclara que existen pacientes en que la memoria no se ve afectada, pero esta enfermedad sí puede dañar otras funciones cognitivas, como la orientación, lenguaje, atención, entre otras.

Manejo adecuado y tratamiento

Respecto a su tratamiento, siempre es importante detectar este trastorno de manera precoz, para orientar a las familias y cuidadores en cómo actuar y abordar las complicaciones que pueden presentar en la vida cotidiana.

“Para lograr un manejo adecuado y enfrentar integralmente de un modo interdisciplinario las necesidades de las personas afectadas por esta enfermedad, es necesario ayudarlos en sus problemas motores, fortalecer su autonomía el máximo tiempo posible, apoyarlos en las funciones comprometidas. Esto requiere más que de medicamentos propiamente tal, de apoyo con kinesiología, terapia ocupacional, neuropsicología, fonoaudiología y enfermería gerontológica”, comenta la doctora Adriana López.     

Existen diferentes tipos de evolución y requerimientos clínicos, pero las acciones que tienen mayor impacto positivo en la calidad de vida son: 

• Atención interdisciplinaria, realizada por un geriatra, neuropsicólogo, fonoaudiólogo, entre otros.
• Seguimiento clínico por un neurólogo o geriatra. 
• Capacitación del cuidador para entrenar en medidas de autocuidado.